El Ferrari 275 GTS tenía la onerosa tarea de suceder al 250 GT Cabriolet. Aunque había pocas diferencias físicas, los verdaderos cambios se encontraban bajo el hermoso exterior diseñado por Pininfarina. El 275 fue el primer transalpino del Cavallino Rampante con suspensión independiente en las cuatro ruedas. La caja de cambios se montó en la parte trasera para mejorar la distribución del peso. Finalmente, por supuesto, había un motor V12 bajo el capó. Con una cilindrada de 3,3 litros, producía 260 CV a 7.000 revoluciones (imagínese la música…), lo que permitía a este 275 acelerar de 0 a 100 en 7 segundos y alcanzar una velocidad máxima de 250 km/h.