Sucesor del legendario Countach, aparecido en 1974 (¡tras 26 años de carrera!), el Diablo se hizo oficial en 1990. Desde el principio, el Diablo relanzó al pequeño fabricante como líder en el mercado de los «Supercoches», para combatir a su principal rival: Ferrari… Todas las referencias de conducción son instantáneamente revisitadas al volante del Lamborghini Diablo. Ancho como un camión y bajo como un kart, tarda sólo unos segundos en engullir a cualquiera que se interponga en su camino. Incluso cuando crees que no hay tiempo para adelantar, el Diablo está más que encantado de hacerlo. Bestial, gigantesco, demoníaco, terriblemente potente y seductor, el Diablo es un auténtico supercoche sin concesiones…